sábado, 7 de diciembre de 2013

ARTÍCULOS. MÚSICA Y POESÍA.


MUSICA Y POESÍA
















Poesía y música han ido indisolublemente unidas a lo largo de los tiempos, al principio  tuvieron un carácter litúrgico y sagrado en   actividades en las que la palabra cantada era una unidad del rito y de celebración. Esta unión que en Grecia se hizo vigente con la presencia de las musas  ha estado presente a lo largo de la Historia en todos las manifestaciones sagradas y, finalmente, lúdicas, como el  Mester de juglaría.  La investigadora almeriense Blasina Cantizano Márquez ha estudiado el desarrollo en España de la llamada “canción de autor”,  que define como “pequeños homenajes que estos autores-cantantes hacen a poetas más o menos conocidos…. poniendo música a sus poemas más famosos. Como ejemplo nada más mencionar a Joan Manuel Serrat…. muy conocidas son sus versiones de poemas de Antonio Machado (1875-1939) entre los que destacan “He andado muchos caminos” de Soledades (1899-1907) y también su conocida versión de “La saeta”, canción que ha contribuido a convertir este pequeño poema en universal".. Cita también el caso de Enrique Morente  y su homenaje a   Lorca en el disco  Omega (1996), diciendo que “ya en la portada del CD se nos explica que Omega no es otra cosa que “la visión de Enrique Morente sobre Poeta en Nueva York de Federico García Lorca “.


En el libro De la música en el verso de Jesús Solano que es una elegíaca galería de instrumentos musicales a los que a la vez que vibran en la palabra poética, nos acercan a las caricias del tacto invisible de sus cuerpos etéreos A veces el verso es un ansia contenida como en Fagot : “ Desecho la tarde que vivo esperando/ tu amor de paloma…”, o una llamada: “ Acércate, que quiero el centro/ de tu melancolía…”, en el Corno Inglés, a veces invocación: “ Una noche de mayo/ invoqué voces de mujeres/ y sentí el aroma de la viola de gamba/ entre maderas frutales…” en el poema dedicado a dicho instrumento.  Y otras veces es amor: “ En cada cuerda/ un beso/ en tu arco/mil cabellos de doncellas..”, incluso el lamento de la Trompeta: “ Esta noche de templo semioscuro/ de tibia fiebre/ de temblor de cintura y de muda mortaja/ voy tallando tu grito en mis labios…”.



En el libro de Manuel García De bares y de tumbas, cuya tercera parte, De tumbas,  es también un homenaje a la música y, concretamente, al Tombeau, ese género elegíaco para laudistas y violinistas de gamba. Algunos de los poemas de esta parte están escritos escuchando esta música como “La Reveuse” de Marin Marais en la viola de gamba de Fahmi Alqhai en un recuerdo querido, escribiendo: “Bajo las altas hierbas descansas para siempre,/ surcas aguas profundas de rama y mineral./ ¿Qué ocasos habrá allí donde resides?/ Y el alba, ¿ a qué sabrá?/…”:  o el adagio de la suite en fa menor para viola del “Manuscrito Drexel”, de Carl Friedrich Abel, en la viola de Paolo Pandolfo, al escribir el Tombeau por Claudio Sánchez Muros: “…ahora que/ la carcoma recorre los rincones / ocultos de la carne/ y sigue habiendo arena en el reloj/ y olor en los rosales;/….”



La unión, pues, de música y poesía en todas las variaciones posibles se ha dado a lo largo de la historia, de modo que no es infrecuente la presencia de la música clásica en casi toda la poesía que leemos, y no escasea en la música textos poéticos de base. Ahora el “Premio José de Espronceda 2010 “ concedido al libro de Antonio Portela   “Dogos”, incorpora u n hondo homenaje a la  música pop", la obra cuenta con numerosas alusiones a los cantantes David Bowie y Jim Morrinson, aunque el propio autor reconoció, tras comunicársele el fallo, que "más que un libro es como un disco en homenaje a David Bowie" , tanto es así que el nombre Dogos , es una reducción del de Diamantinos Dogos con que se presentó a certamen que no es sino la traducción de la canción de  David Bowie “Diamond Dogs”, de 1974, que es el título del primer poema del libro. Inspirado en Space oddity, canción de David Bowie de 1969 en pleno esplendor de las aventuras espaciales, escribe Odisea espacial, en la que leemos estos preciosos versos: “Estoy aquí de paso a las estrellas, oigo/ de cuando en cuando algún bellísimo galope, /apenas mi recuerdo navega ya por Itaca,…/”. En Ceniza, basada en Ashes to ashes , muestra su disposición escéptica: “ Ya no sé cual es el mensaje./ Si dejarme vencer por el arisco/ tumulto, la comedia/ bárbara en que se alivia la mañana,/…”; mientras que en Vendimos el mundo, basada en The man who sold the World, añora la vida sencilla, la meta de la felicidad: “Nona me cuenta/ que en su huerto vislumbra ya los frutos/ que arrancará en septiembre con sus manos./ Nos consuela pensar que no está lejos el día en que por fin/ eso sea lo único que la vida nos mande:/ una dulce mañana/ cara a cara con la felicidad./…” , deseo que se hace nostalgia en Cambios , inspirada en Changes: “ Y de repente lo vivido quiebra/ como un cristal y vierte la nostalgia…”


No cabe duda que los seguidores de Erato y Euterpe tienen  un territorio común que en cierto modo nunca dejó de existir desde aquellos tiempos de la antigüedad en que fueron unidas en los ritos y celebraciones de los dioses.

F.Basallote


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