viernes, 1 de marzo de 2013

RESEÑAS I - POETAS ANDALUCES. Manuel Senra, "El libro de la sed"



RESEÑAS DE OBRAS DE POETAS ANDALUCES


EL LIBRO DE LA SED de MANUEL SENRA















CAUDAL DE AGUA VIVA
A propósito de EL LIBRO DE LA SED de MANUEL SENRA
GUADALTURIA. SEVILLA. 2011


Dice de Manuel Senra su paisano Pedro Sevilla, que : “ Manuel Senra, sea bajo la disciplina del soneto o en verso libre, canta lo que se pierde –Antonio Machado es otro de sus maestros- , canta el paso del tiempo …canta a la belleza, que también es tristeza  …”  y de acuerdo con ello desde la hondura del tiempo y del espacio que en Arcos tienen un canon diferente,  nos acerca Manuel Senra a un monotemático “Libro de la sed” que tiene mucho de esas profundidades arcenses, de ese dominio de los ritmos del tiempo  y de ese volcarse telúrico de la tierra en si misma en una búsqueda , como todas, inconclusa , de la verdad, de la luz, del signo irresoluto… Define el poeta argentino Aldo Luís Novelli  a “ La sed, territorio del poema….”  y en ese territorio Manuel Senra se desborda como un río  de un agua pura y transparente  como es la verdadera poesía, en la que con la sed más antigua  se nos manifiesta rotundo, y a la vez sencillamente claro con la cristalina fluidez de su verso, que liberado de algunos dogales es a la vez torrente y remanso, vuelo y sendero hacia las profundidades donde la palabra se hace potente grito y a la vez sibilante susurro, o sugerente silencio.  

En la madrugada de Arcos, en su silencio, suena sin palabras  el agónico “Tengo sed” del Cristo, para quien un hondo poeta arcense , Julio Mariscal, escribiría : “ …tu sed, aquí, clavada/ esperando el caudal de un agua viva…”y este otro poeta arcense , desde su humanidad ansía un agua inagotable para una sed que escribe en su carne el verso inigualable, el sentido unipolar de su ser hombre, en el camino angosto de la vida que se hace memoria en la primera parte de este libro: “Añoranza”, que  se hace nostalgia de una pujante vida , el descubrimiento de esa humana sed: “ Sufrí la sed primera/ en aquel tiempo en que éramos dioses…”  que una vez hallada  estalla en fragor de la sangre: “ …la sed viene avanzando/ como lobo estepario desgarrado en aullidos.”  y en el insaciable logro “ Llegamos como llegan/ los pájaros sedientos al arroyo…”. Aunque “Solo la sed nos mata…”…Es decir , en la cúspide de su logro, halla la muerte más dulce y “Tu y yo no somos dos; ni yo soy otro/ Somos la misma sed…/…/… dos cuerpos en uno que se aman/ al ritmo monocorde/ de un vuelo de palomas… ”. Muerte y resurrección en la memoria : “El tiempo es como un nido de recuerdos” y aunque pase sigue viva la búsqueda: “ Te seguiré buscando,/ aunque tú nunca estés, o hayas vivido oculta entre la letra de mis versos…”   .

En la segunda parte “Lavando claridades” , el poeta habla de un tiempo presente, del instante de la cotidianidad, “…Viajo solo/ Pero dame, en el cuenco de tu mano, / el agua de mi sed, para el regreso.”,   aparente contradicción pero es que “…voy camino de otra parte,/ de otro tiempo de sombras….”, y es aquí donde el poeta muestra la verdadera raíz de su encrucijada, viene del pasado a otro tiempo, y en este instante  se manifiesta la constancia de la sed y la claridad del peregrinaje de la búsqueda: “ No es el agua, es la sed/ -dura angustia de dardos en mi pecho-” y hay como un presagio de futuro : “ Como si yo ya fuera…Como/ si mi boca estuviese en las esquinas/ redondas de sus besos…” , que se manifiesta en el despertar de un tiempo nuevo “En la quietud dormida de la noche/ se disipan los sueños, y amanece/. Y comienza la sed de cada día…”; un tiempo nuevo en el que  “…Aúlla la inasible sed del beso,…”

Hay que abrirse las ríos de la sangre, quemar la noche, encontrar los cántaros vacíos, sentir en el costado la llaga de la palabra como dardo que un tenso arco de luz tirara para escribir  versos de verdad, donde fluye el río de la emoción y donde el poeta tenga el valor de decir: “…solo veré la luz de las antorchas/ en las llamas ardientes de la sed” y en su corazón quede  la ofrenda  a ese amor  “ igual que si ella fuese/ una parte de mí, la última boca/ de tantas ansias tantas veces rotas,…/” .  Poeta que en la búsqueda encontrará  el agua que “… vive en la boca / del cántaro. O en el labio/ mudo ya de palabras…”


©F. Basallote
Publicado en Papel-Literario, 5/12/2012

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