miércoles, 6 de febrero de 2013

RESEÑAS I - POETAS ANDALUCES. Pedro Sevilla, "Todo es para siempre"



RESEÑAS DE OBRAS DE POETAS ANDALUCES



TODO ES PARA SIEMPRE de PEDRO SEVILLA










Sobre TODO ES PARA SIEMPRE de PEDRO SEVILLA
Renacimiento. Sevilla, 2009




A veces el destino le juega malas pasadas al poeta y a la dificultad de serlo le añade otra peor: la de no poder  manifestar su entidad con toda nitidez, por encima la verborrea de críticos y eruditos que por una tragedia  o simplemente por ese raro placer  de encasillar, catalogar, clasificar o  incluso coleccionar,  en funciones casi de entomólogo lo ubican en un determinado papel, que si su propia calidad no lo evita , será aunque querida y casi somática, una losa indiscutible, una adscripción que en este mundo superficial de las prisas y de los titulares de blogs, parece necesaria , porque no necesita indagadores de raíces, ni investigadores de la verdad íntima y profunda del poeta, basta esa pose de galería para que en un eco multiplicador quede fijada la etiqueta.

Los que pretendemos conocer a Pedro Sevilla, (Arcos de la Frontera, 1959),  sabemos de su maestría en el conocimiento de las claves poéticas de nuestro querido Julio Mariscal; pero sabemos por su obra que la intensidad de dicho conocimiento le viene desde la propia seducción por la poesía, y que no hay asimetría en el desarrollo de su poética. El azar no es menoscabo de la búsqueda, e independientemente de su magistral ciencia de Julio, y siguiendo los consejos de él:” Dios mío, poeta qué difícil!  , su personalidad poética se manifiesta pura y nítida, en  su personal aventura de vivir, en su “yo más profundo,” presente en sus obras aquí antologadas en selección de Enrique García-Máiquez.

Los que traemos el pueblo en los indelebles senderos de la sangre, tenemos una cierta tendencia a elevar la memoria a la absoluta categoría de elegía, y en ella familia, amor y pueblo forman un magma de emociones en el que la pureza del yo poético brota clara como agua de un manantial incesante, que algunos elegidos como Pedro Sevilla son capaces de convertir en oro puro.

Y decimos elegía y se nos atraganta cuánto de fuerza late en aquella adolescencia revivida: “Cómo habré de salvar ahora con poemas/ la luz de aquellos años si su brillo  no brotaba del cielo, sí de mi corazón,/ luminoso y alegre por entonces.”,   muchacho en el que se reconoce: “…este muchacho que aquí véis/ fui, al  parecer, yo mismo.”  Aunque pueda decir que “ Nada más imposible que atrapar con poemas/ la hermosura perdida…”   y con toda su sabiduría  añadir:  “Nunca un poema –aunque cuides/ la rima, su medida perfecta-/ brillar como los ojos de Lucía…” , para decir que : “ …yo pagaría oro,  vendería mi alma, /por volverme  otra vez/ niño de calzón corto saliendo de la escuela/ camino de los brazos de mi madre…” , y afirmar : “ Aquí sobre este folio, para explicar mi infancia, / todo el azul del mundo…”

Y hay en estos versos un corazón, que fue adolescente enamorado que se atreve a decir: “ …y ya puedo morirme porque la muerte es bella/ después de haber vivido un segundo en tus ojos.”, adolescente capaz de negar a Newton  “ porque es mayo/ y va la primavera por la calle/ desmintiendo teoremas,…”  y sentir en las tardes abril “ …a punta de pezones la belleza intimida/ en amplios bulevares a pobres solitarios…”, cuando la certeza de la dicha  estaba aína: “ …El paraíso entonces/ era besar tus labios…”  con auténtica definición científica: “… Que la luz es la auténtica morada de los cuerpos/ lo prueba el acomodo del tuyo en el pausado/ atardecer de julio…”

La familia, los padres, el hijo en el que se reconoce y al mismo tiempo redescubre:  “ A veces, de la mano, salimos a la plaza/ y el calor de la sangre, por cima de la piel, me trae a la memoria, qué curioso, recuerdos de otro niño. Y mucho más curioso, me trae unos recuerdos que yo desconocía…”, o el padre, ausente, presente en el misterio del cante: “Esta noche, en la voz de un gitano orgulloso,/ he sabido el secreto que nos une:/ un dolor transmitido,/ una historia que viene de muy lejos,/ una pasión que va más allá de la muerte.”  Y en este apartado familiar, Julio Mariscal,  “No podía faltar su sitio/ en este libro de familia donde sólo hay lugar para el nombre entrañable de mis padres…”

El pueblo :”Crepúsculo de agosto./ La tarde cae en el huerto/ demorando su oro en los rosales,/en la bíblica higuera, en los dulces planetas del membrillo…”  y sobre todo la poesía como manifestación del yo auténtico: : “¿No es empeño de humo esta acuciante / tarea de explicar una vida, la tuya?…”

Una voz auténtica,  en la que vibra el mejor yo del poeta, que se abre en esta antología  en la que  “a veces tiemblas y que hablan de ti”, de un poeta imprescindible de esta tierra.

© F.Basallote
Publicado en Papel-Literario . 18/09/09

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